El Puerto, como se conoce popularmente, es el municipio más pequeño de la isla de Tenerife y está situado en su cara noroeste, dentro del gran anfiteatro natural que es el Valle de La Orotava. Es una ciudad que mira al océano, rodeada de huertas, plataneras y viñedos y que está permanentemente vigilada por el gran volcán: el Teide.
Es una ciudad turística distinta a cualquier otra. Su puerto vivió una época de esplendor comercial, dando salida al azúcar y el vino de la isla que viajaba a la entonces floreciente Europa. Su espectacular naturaleza, su buen clima y su extraordinario cielo cautivaron a los científicos y botánicos del continente y se convirtió en un destino clave para los viajes de salud. El carácter tolerante y aperturista de sus habitantes fue lo que acabó por posicionarla como centro cultural de vanguardia de todo el archipiélago.
Hoy Puerto de la Cruz conquista a aquellos que conciben el viaje como una experiencia enriquecedora; que buscan descubrir y descubrirse en otros. Es un lugar en el que permanentemente están ocurriendo cosas interesantes: pruebas deportivas, festivales internacionales de música, de teatro o de literatura, fiestas tradicionales o muestras gastronómicas.
La ciudad se extiende en torno al pequeño puerto y se abre en amplias avenidas, paseos peatonales y coquetos espacios ajardinados. Puedes descubrirla a pie, haciendo un recorrido por su casco histórico protegido; en él verás cómo conviven, en perfecta armonía, las antiguas casonas de madera y teja con las nuevas edificaciones.
Pero, si hay algo que no podrás olvidar, serán tus paseos cerca del mar. Desde el frente marítimo tendrás, sin ninguna duda, la mejor visión del Teide de toda la isla. Además, la naturaleza volcánica ha dotado al Puerto de varias playas y zonas de baño, y el ser humano se ha encargado de construir otras tantas. En ellas, como en el resto de la ciudad, compartirás espacio con el portuense -un isleño sin prisa, que se detiene en los pequeños detalles, obteniendo momentos auténticos y experiencias únicas para el recuerdo.
Si lo que te apasiona es el deporte y la naturaleza, aquí encontrarás tu nuevo paraíso. Piensa que puedes disfrutar (durante todo el año, gracias al buen clima) de actividades por tierra, mar o aire, como parapente, senderismo, ciclismo, surf, submarinismo o kayak; además, valiosos espacios naturales, parques de ocio en familia e instalaciones y servicios profesionales para que cultives cuerpo y mente.
Cualquier rincón de la ciudad es bueno para disfrutar de un almuerzo o cena al aire libre y en un ambiente casi familiar. Puedes probar platos de la gastronomía local, a base de productos frescos del mar, la huerta y buenos vinos, principalmente, o decidirte por la amplia oferta de sabores del mundo y cocina fusión que salpica las calles del municipio.